jueves, 24 de mayo de 2018

Enemas para el estreñimiento: Tipos, formas de administración y precauciones.

El enema es un tratamiento poderoso, pero potencialmente peligroso para el estreñimiento. Por lo general, se recomienda solo cuando todo lo demás ha fallado.
Los enemas suelen recomendarse como un tratamiento de último recurso para las personas que sufren de estreñimiento y, si bien los enemas pueden brindar alivio, se debe tener cuidado debido a sus posibles efectos secundarios. Con frecuencia, los médicos te recetarán laxantes, supositorios o una dieta rica en fibra antes de aconsejarte que pruebes un enema para el estreñimiento.
Los enemas tratan el estreñimiento al introducir líquido en los intestinos a través del recto. El líquido suaviza las heces impactadas, mientras que la boquilla del enema afloja el recto. Esta combinación estimula la evacuación intestinal.

Tipos de enemas

Casi todos los enemas para el estreñimiento usan una mezcla de agua y otras sustancias que ayudan a disolver o lubricar las heces impactadas y a evitar que los intestinos absorban el agua. Algunos de los enemas más comúnmente  usados son:
  • Enema de fosfato de sodio. Este enema usa una sal llamada fosfato de sodio para mantener el agua en los intestinos, se considera el más potente y debe administrarse en la dosis precisa para evitar efectos secundarios.
  • Enema de aceite mineral. Este tipo de enemas funciona como lubricante, lo que facilita que los pacientes expulsen las heces impactadas.
  • Enema de solución salina. Estos enemas caseros requieren la compra de algunos equipos, incluyendo una bolsa de enema, un tubo de enema y agua destilada. La solución más común implica dos cucharaditas de sal de mesa a un litro de agua destilada tibia.
  • Leche y melaza. Se puede crear otro enema casero combinando partes iguales de leche entera y melaza. Los azúcares en la leche y la melaza permanecen en los intestinos y ablandan las heces compactadas.

¿Cómo administrar un enema?

Algunos pasos comunes en la administración de un enema son:
  • Beber uno o dos vasos de agua antes del enema, ya que este puede deshidratar.
  • Acostarse boca abajo con las rodillas debajo del cuerpo.
  • Lubricar el tubo del enema e insertarlo suavemente en el recto.
  • Si estás usando un enema desechable, exprime suavemente el contenido en el recto. Si estás utilizando una bolsa de enema con una solución casera, se debe sostener la bolsa y permitir que la gravedad lleve el contenido.
  • Una vez que la bolsa esté vacía, retira el tubo del recto.
  • Espera en esta posición hasta sentir la necesidad de defecar. Deberías sentir un impulso poderoso de 2 a 10 minutos. Debes Intentar mantener el enema durante al menos 5 minutos para lograr el máximo beneficio.

Preocupaciones de salud con respecto a los enemas

Debido a que los enemas pueden causar deshidratación, el uso excesivo de enemas puede crear serios problemas de salud. El uso de enemas para el estreñimiento de forma regular puede conducir a un desequilibrio electrolítico en el cuerpo llamado hiponatremia, en el cual la sangre se diluye y su contenido de sal se vuelve más bajo de lo normal. La hiponatremia puede causar espasmos musculares e hinchazón del cerebro, que conduce a un deterioro mental. Esto es una preocupación particular cuando se usan enemas con agua corriente.
En el otro extremo, el uso excesivo de enemas de fosfato para el estreñimiento puede conducir a una afección llamada hiper-fosfatemia, en la que los niveles sanguíneos de sales de fosfato se elevan.
Asegúrate de consultar con tu médico antes de usar un enema, y de agotar todas las otras posibilidades primero.

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