El problema de las enfermedades inflamatorias intestinales, reconoce Martín de
Carpi, es que al diagnosticarse en edad pediátrica "tienen un fuerte impacto en
el desarrollo del menor".
"Un adulto con enfermedad de CROHN puede costar más
o menos controlarlo o dar con el fármaco más adecuado, pero puede repercutir en
su calidad de vida y hábitos sociales, pero no corre tanta prisa tener
controlada la enfermedad como en un niño ya que sólo tiene unos años para
completar su desarrollo", ha explicado.
Uno de cada tres no alcanzará la altura que le corresponde.
Además, los menores también suelen tener más problemas para asumir su
enfermedad, ya que resulta "difícil" concienciarles de que van a padecer una
enfermedad para toda su vida, ya que "conlleva usar tratamientos durante mucho
tiempo o de por vida, realizarse controles médicos, pruebas que no son del todo
agradables".
"Te cambia la vida, pasas a ser diferente a tus compañeros, y
eso el niño lo vive mal porque lo que quiere es hacer lo que hacen el resto de
niños", lamenta este experto.
Sin embargo, a su juicio "hay que trasmitir a
niños y sus familias es que si padecen esta enfermedad pueden llevar una vida
normal. "Si controlamos la enfermedad y nos esforzamos en dar con la mejor
medicación y hacer un mejor seguimiento para prevenir brotes, lograremos que
pueda ser lo que quiera en la vida", asegura Martín de Carpi.
MÁS CUIDADO CON
LOS EFECTOS ADVERSOS DE LA MEDICACIÓN
En este punto es clave la elección del
tratamiento más adecuado para estos menores, a pesar de que se usan los mismos
tratamientos que hay para los pacientes adultos y la respuesta "a veces es
peor", "lo que hace que cueste más enderezar la enfermedad, y se pueda mostrar
"más agresiva y difícil de controlar".
"Buscamos usar los fármacos con menos
efectos adversos sobre el niño. Hay que tener en cuenta que a un niño
diagnosticado a los 10 años le quedan unos 70 años viviendo con la enfermedad, y
con el tratamiento", reconoce.
Así, se cuida el uso de corticoides, que en
adultos se usan mucho para controlar los brotes, y a la hora de iniciar una
terapia se ponen en la balanza beneficios y efectos adversos, tanto en el
momento de administración como a largo plazo, ya que "hay otros de los que no
sabemos la repercusión que tendrán a largo plazo".
http://www.sepd.es/noticias_id.php?id_noticia=265
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